Desde fuera, focos, gritos, adrenalina acumulada deseando liberarse, nervios, sonrisas, saludos, pruebas de sonido…
Desde el backstage, voces calentando, guitarristas practicando, baquetas sonando en conjunto con una mesa intentando acompasarse con el bajo, la eléctrica y por supuesto el vocalista.
En estos casos cada loco, va con su locura, algunos, corriendo de aquí para allá preparándolo y controlándolo todo, otros, total, completa y catatónicamente dormidos, unos cuantos, simplemente relajados antes de que todo de comienzo, y nosotros, sí nosotros, los del micrófono, paseando de aquí para allá como si fuéramos Heidi por un florido campo, hablando, riéndonos, saludando a todo el mundo, y sobretodo haciendo nuestras preguntillas a veces comprometidas, por todas partes, sobre todo y a todos, y , para qué, simplemente por disfrute, pasión, diversión (algunos por trabajo) pero sobre todas las cosas, por ustedes, los amantes de la música, los apasionados de la guitarra, los cantantes reprimidos, los baterías musculosos, los “tarareadores” compulsivos, los tímidos músicos…
Las diez y media, empieza lo bueno, el público, saltando, gritando, llorando, exhaustos solamente de pensar lo que están a punto de vivir.
Los músicos comenzando a dejar atrás todo lo malo para hacer arte, su arte, para salir a un gran escenario a dar como siempre lo mejor de ellos cada segundo y cada minuto de esa actuación.
Once en punto, ¿preparados?, música, música, música y más música, lo que todos esperaban, lo que todos quieren, por lo que todos están aquí, nerviosos, felices, sin aliento.
Salen los artistas al escenario, felices, apabullados por la cantidad de gente que ha ido allí para verlos, que han ido allí por ellos, sola y simplemente por ellos.
Y… y… y uno se olvida de todo, únicamente, disfruta, vive el momento, siente ese arte maravilloso llamado música, que le pone una gota de color a esta monótona y aburrida vida que llevamos ahora, que hace de banda sonora de esta película que es la vida, y que nos enseña que aunque solo sea por un par de horas, de vez en cuando, es bueno desinhibirse.
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