Hoy hace dos meses que reaparecieron viejos amigos indeseados en mi vida, los cuales se apoderaron de lo bueno y lo feliz, dejándolo encerrado en una pequeña habitación al fondo del pasillo de la esperanza, pasillo el cual quedo cerrado a cal y canto y escondido a los ojos del día a día.
La casa se siente ahora vacía y la vida ya no es la misma. Se respira añoranza al cruzar el umbral de lo que antes solía ser un hogar repleto de felicidad. Las sonrisas escasean, las carcajadas son inexpresivas y las lágrimas sobrepasan el limite de las presas de contención del dolor en días que, como hoy, no todo va bien, días en los que inevitablemente recuerdas momentos ya pasados pero que nunca quedaran en el olvido, pequeños detalles de una vida antes plena que se quedo a medias, una vida que se quedo a medio vivir.
Te echo de menos, te recuerdo cada minuto de esta vida la cual a pesar de seguir a los ojos de la gente casi como de costumbre es una vida totalmente diferente puesto que uno de los pilares base de este edificio ya no esta y ha dejado tambaleándose a un rascacielos de 16 pisos.
Te quiero abuelo
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