He pasado la mayoría de mi vida buscando la aceptación de mis actos, el parecido con lo establecido, el momento teóricamente perfecto, el chico hipotéticamente adecuado, la forma de ser tácitamente mejor. He secado el río Nilo unas cuantas veces y he tenido que cerrar puertas para poder salir por ventanas. He supuesto muchas cosas mientras aparentaba otras tantas al tiempo que mi corazón latía a un ritmo rotundamente distinto, tanto redimir como dejar fluir ciertos impulsos me ha resultado imposible y la conformidad ha estado regularmente presente siempre de la mano del pesimismo. Hasta que un día te das cuenta de que lo que realmente necesitas es tirar con fuerza del freno de mano de tu vida y pararte a sopesar que has hecho con ella y quien eres, y es entonces cuando te percatas de la cantidad de veces que te has callado ese "FUCK OFF!", de las innumerables formas que has adoptado solo para tratar de encajar en el rompecabezas de la sociedad, te das cuenta de que no eras, parecías, y de que te perdías a ti misma entre los pasos de la gente confundiéndote así con una homogénea y aburrida multitud, de que irracionalmente le temías a todo, de que pensabas que el que "los otros" valían más que el "yo", de que te avergonzabas de ti misma por el simple hecho de ser como eras ... Y entonces llega el momento en el que logras cambiar, mejor dicho, comenzar tu proceso de cambio y desarrollo dándote cuenta primero de que tu no debes ser suficiente para nadie ni nadie debe ser suficiente para ti puesto que cada persona es un universo completo y complejo y dando paso así a "revelaciones" de la vida, las cuales no habías siquiera llegado a atisbar.
Ese día es aquel en que todo cambia y el
"I'm sorry"
se transforma en
"Don't give a fuck".
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