Miras al cielo y sientes que puedes volar tan alto como para tocar las nubes de algodón con las yemas de los dedos. No te hacen falta ni alas para elevarte hasta el infinito y recorrer todo ese techo azul, azul como tus pupilas, azul como el mar un día cualquiera de verano.
Dentro de tí ya no hay miedo ni rencor, sólo ganas de vivir, de disfrutar cada momento como si fuera el último. Cierras los ojos y hueles el viento y sientes que por una vez todo va a salir bien, que por una vez vas a conseguirlo todo. Sin obstáculos en el camino, nadie puede retener tus sueños. Pero en el transcurso del vuelo, te chocas con un muro, perdiendo en el vacío tu maleta de sueños, esperanzas, amores… todo
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nube/s de pensamientos