Estando en el backstage de mi existencia me picó la curiosidad por ver que estaba ocurriendo en el escenario, así que decidí aventurarme a lo, hasta el momento para mí, desconocido. Al asomar a hurtadillas el filo de mis pestañas vislumbré lo que ahora escasea y antes abundaba en mi vida. Un pequeño atisbo de felicidad sazonado con una pizca de paz. Y al verlo decidí estirar el brazo para tratar alcanzar dicha brecha de luz, pero entonces el telón más grueso que jamás ha sido capaz de contemplar el teatro de mi vida se dejó caer, dejando tras él todo lo bueno y dejándo a una pequeña mota de polvo en medio de un escenario descomunalmente grande para ella, a oscuras y sin linterna ni bastón.
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